HBCUs, las Universidades para negros

El episodio de hoy es fundamental para comprender el racismo sistémico en Estados Unidos, así que espero que lo hayas escuchado ya.

Las HBCUs son instituciones clave en la historia de este país. Porque gracias a ellas, la comunidad afroamericana pudo, durante décadas, formarse para ser independiente, trabajar y emprender. El que hayan sobrevivido muchos de estos centros simboliza esa resiliencia, y esta importancia que tuvieron en el pasado las hace piezas de museo vivientes del presente.

Sin embargo, ya habéis visto que son una espada de doble filo: Por un lado, son muy necesarias para que, hoy en día, muchas personas tengan acceso a una educación superior, si así la quieren. Además, fomentan unos valores culturales propios y dan voz a una historia blanqueada por la sociedad. Pero, por otro lado, son un arma (más) para la perpetuación del racismo sistémico. Y, sin duda, una herramienta más del privilegio blanco.

No sé si recordaréis unos stories que hice en Instagram contándoos que estaba atascada con uno de los episodios de esta temporada del podcast. Me refería a este. Porque no tenía, y sigo sin tenerlo, claro mi posicionamiento. Y me di cuenta de que ni siquiera en un tema donde tan obviamente se distingue el bien del mal como es el racismo, a veces no todo es blanco o negro.

Después de escribir este episodio, además, me topé con dos noticias o historias que se hicieron virales:

La primera, en Twitter se hizo viral un mensaje que acusaba de discriminatoria a la convocatoria de la Universidad de Columbia a sus distintas ceremonias de graduación, separándolas por grupos culturales, raciales o incluso por preferencia sexual.

De esta manera, muchos entendieron que una Universidad de tanto prestigio como Columbia, tiene ceremonias “segregadas”, donde si eres gay vas a un evento diferente a si eres nativo americano, asiático, latino o negro. O incluso si eres pobre, y eres la primera generación en tu familia que puede pagarse el ir a la universidad, tienes tu propia celebración.

Os pongo aquí el pantallazo que se hizo viral:

Pensé en incluir este tema en el podcast pero, como realmente esto se hizo famoso precisamente por ocurrir en una de las Universidades de más prestigio del país y no en una HBCU, lo dejé estar. Y, además, creo que vosotros ahora, después de escuchar el podcast, precisamente podréis entender el matiz que no se comprendió en su día por parte de algunos medios españoles: estas celebraciones, que son, obviamente, adicionales a una celebración global donde TODOS conmemoran su graduación juntos, se hacen precisamente gracias a la movilización de los estudiantes que pertenecen a estos grupos. ¿Recordáis el artículo de The Harvard Crimson escrito por los miembros de hasta tres organizaciones diferentes de estudiantes negros en la universidad de Harvard? Estos estudiantes son los que movilizan a otros y a la escuela para celebrar esta diversidad.

No se trata de un afán de segregar por parte de la Universidad. Se trata de un afán de dar voz a las minorías de esa Universidad, que no es lo mismo.

Pero, de nuevo: ¿esto es bueno o malo que exista? o, mejor dicho, ¿esto es bueno o malo que TENGA que existir aún? Ahí cada uno que saque sus propias conclusiones.

 

El segundo elemento con el que me encontré después de escribir este episodio fue que se hiciera viral el estreno de un documental de Netflix llamado “Operation Varsity Blues”, que exponía la polémica que ocurrió aquí hace un par de años cuando se destapó una trama de corrupción que, básicamente, permitía que padres ricos se garantizaran el acceso de sus hijos en las universidades de más prestigio del país, independientemente de sus logros académicos. Porque, como os digo en el podcast, entrar en una universidad de la Ivy League no es nada fácil. Aquí os dejo un enlace donde podéis ver el (bajísimo) porcentaje de alumnos que se admiten cada año en estas universidades, con los datos del año 2019.

Si no habéis visto el documental, os lo recomiendo porque aunque, de nuevo, estamos hablando de la entrada en las universidades predominantemente blancas y no de las HBCUs, ahí se puede ver cómo el privilegio blanco también incluye el “colarse” por sitios a los que los negros no tienen acceso. Y cómo esos padres estaban dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por que sus hijos entraran en universidades que les abriesen las puertas de los contactos y las buenas compañías. En ningún caso estamos hablando de pagar por hacer trampas para colarse en una HBCU, claro está.

Aunque, como os digo en el podcast, algunas de estas universidades son muy caras. Aquí os dejo una página con la información de todas ellas, para que podáis comparar el coste de la matrícula (“tuition”, en inglés) de cada una.

Y creo que ya lo dejo aquí. Solo una cosa más: En caso de que queráis asomaros a una HBCU como parte de la cultura popular, os puedo recomendar que veáis una de las primeras películas que hizo Spike Lee quien, además, es un ex-alumno de Morehouse College distinguido. La película se llama “School Daze”, y es ochentera a más no poder (es de 1988) y no es, ni mucho menos, la mejor obra de Lee (de hecho, me parece bastante malilla), pero en ella podréis ver algunos elementos clave de las HBCU, como sus problemas de financiación, o el típico estudiante involucrado políticamente en la lucha racial (un Laurence Fishburne muy jovencito), la discriminación por el pelo de las mujeres y el “colorism”, ya que las chicas populares son aquellas que tienen “mejor pelo” y un tono más claro de piel…

Y, además, Spike Lee hace una crítica mordaz a las hermandades universitarias. Pero eso… eso yo creo que será otro futuro tema del podcast.

Os mando un abrazo.

Belén

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