El “Black Wall St.” y la masacre de Tulsa

Si te gusta la historia, te habrá gustado el episodio de hoy sobre uno de los capítulos más siniestros y, por desgracia, menos cicatrizados de la historia de Estados Unidos.

La masacre de Tulsa, que cumple cien años el lunes 31 de mayo de 2021, tiene hoy más voz que nunca, porque hoy denunciamos que ocurriera esto y que no se hiciera nada para prevenirlo ni para remediarlo, ni para que no se pudiera volver a repetir en el futuro.

El otro día escuché en una sala de Clubhouse donde se hablaba de este centenario y de lo que había supuesto para la gente de la zona a una persona que decía que siendo él de Oklahoma y residiendo muy cerca de Tulsa, no había sabido de la existencia de este evento histórico hasta hace dos años. Y gracias a los ponentes en aquella charla me enteré de que no solo la masacre de Tulsa fue eliminada durante décadas de los libros de Historia del estado, es que, ahora que la gente ha empezado a hablar, y mucho, sobre ello, en este estado se acaba de aprobar la Ley 1775, por la cual se prohíbe a los profesores de escuelas, institutos y universidades de Oklahoma discriminar con base al sexo o raza de sus alumnos. Que esto puede sonar perfecto, claro está, pero cuando buceas un poco más en lo que dice, literalmente, esta ley, resulta que los profesores tienen ahora prohibido enseñar cualquier cosa “que genere incomodidad, culpa, angustia o cualquier otro desajuste psicológico basado en su sexo o raza”.

Esto significa que si un profesor enseña en su aula la masacre de Tulsa a sus alumnos blancos, y los alumnos se sienten mal o culpables por lo sucedido de algún modo y se quejan, el profesor se mete en problemas. Esto aplica también a explicar conceptos más amplios, como la esclavitud, a alumnos blancos cuyos ancestros puede que hayan sido propietarios de esclavos, por ejemplo. Al carajo el (mínimo) pensamiento crítico que pudiesen aprender en clase.

La ley también prohíbe expresamente que los profesores enseñen conceptos que hagan que el alumnado se sienta responsable, por su raza o sexo, por actos cometidos por otras personas de su misma raza o sexo en el pasado, y que la meritocracia o la cultura del trabajo sean racistas o sexistas, o fueran creados por miembros de una particular raza o género para oprimir a los de otra raza o género. Esta ley protege al racismo y al machismo por partes iguales, cuando la leí no salía de mi asombro. Esto es el privilegio el hombre blanco.

Y, volviendo a lo escuchado en Clubhouse, un representante del Congreso de Oklahoma allí presente denunciaba que lo más grave no es que esta ley ya fuera aprobada en Oklahoma: es que Texas ya está en vías de ser el siguiente estado y así, el racismo vuelve a ser ley, como en la época de la segregación, creando un hilo más en esa red de racismo sistémico disfrazada de, precisamente, lucha por la igualdad.

Me pareció una reflexión interesante y quería compartirla con vosotros.

Por otra parte, aquí tenéis el artículo en español donde se mencionaba esa oferta de Tulsa para que la gente se mudara allí que tan apetecible os pareció a muchos y que por eso llegó a mis manos, para desmitificarla. Misión cumplida en ese aspecto, creo.

Y un último apunte. ¿Recordáis que dije en el podcast que Trump se empeñó en dar un mítin en Tulsa, coincidiendo con la celebración de Juneteenth y causando muchísima polémica? Pues aquí os dejo un artículo de la revista Time denunciando el aumento radical de casos de Coronavirus tras el evento. Tres semanas después del mítin celebrado al aire libre pero animando a la gente a prescindir de las mascarillas, el Departamento de Salud de Oklahoma reportó un total de 687 casos nuevos en tan solo 24 horas.

 

Y ya por último, os presento a Mother Randle. la superviviente de la masacre que, con 106 años, incomoda a los políticos por ser el rostro viviente de la injusticia. Nunca se hicieron reparaciones por los daños, nunca los culpables pagaron por lo que hicieron. Ella es ya centenaria, como la masacre, pero los ciudadanos negros de Tulsa viven hoy, de media, 6 años menos que los blancos. Os dejo este artículo de New York Times donde se narra otra historia de otra persona que, aun siendo negra y de Tulsa, no tenía ni idea de la masacre hasta hace dos días, y de cómo hoy en día hay plataformas que luchan por demostrar lo casi imposible cien años más tarde: que la situación precaria actual de la población negra de Tulsa está directamente ligada a la catástrofe que vivieron en su día y por la que nunca se es compensó.

Espero, de corazón, que el podcast os haya gustado.

Un abrazo,

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