In God we Trust
La primera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos protege la libertad de la práctica de cualquier religión, la libertad de expresión y la libertad de prensa. Porque si hay una libertad asociada con la creación de Estados Unidos es esa, la de elegir qué religión quieres practicar y cómo, sin que nadie te juzgue por ello. Los colonos británicos y alemanes llegaron a estas tierras buscando precisamente eso: un lugar donde pudiesen practicar su religión sin problemas. De esta manera, llegaron los puritanos, los cuáqueros, los anglicanos y los católicos y, juntos pero no revueltos, se fue creando un país.
A día de hoy hay más de 300 religiones en Estados Unidos así que básicamente cada uno cree lo que le parece. Por norma general, el estadounidense medio suele respetar la religión del prójimo, aunque yo diría que hay tres grandes excepciones: la del musulmán, tristemente sinónimo de «terrorista» en la cabeza de muchos desde los atentados del 11-S; la del judío, que aún hoy en día se enfrenta a prejuicios varios -son una mafia, son todos ricos, mueven el dinero, tienen demasiado poder, etc., etc.- y, por supuesto, el peor de todos es el ateo porque, para muchos, si no crees en Dios, básicamente has perdido el norte y no tienes valores que te conviertan en algo medianamente parecido a una buena persona. Los ateos son, realmente, los únicos no representados en todo el circo que montan intentando aunar a todos los americanos bajo un mismo paraguas -«Somos una nación de creyentes» dijo Trump en su primer Desayuno de Oración Nacional, un evento anual donde se juntan en Washington todas las cabezas de las principales religiones de Estados Unidos y del mundo- y la única opción que un político necesita NO ser si quiere llegar medianamente lejos. De hecho, Mark Zuckerberg, el cerebrito creador de Facebook, se declaró ateo ferviente hasta hace cosa de un año, cuando empezó a coquetear con la idea de lanzarse, en un futuro, a la política. De pronto, en una entrevista, recordó que fue criado en el judaísmo y, aunque no dijo por qué religión se decantaba ahora, dijo que había dejado de tener dudas y que ahora hasta celebraba las Navidades «porque la religión es muy importante». Sí, para llegar a la Casa Blanca, sí. La animadversión por los ateos la probó científicamente la marca alemana de zapatos The Atheist cuando, en 2013, se dio cuenta de que sus paquetes tardaban y se extraviaban más de la cuenta. Entonces cambiaron sus paquetes por otros sin el nombre de la marca. Y descubrieron que los zapatos llegaban a sus clientes estadounidenses hasta 3 días antes si no ponía nada de «Ateísmo» en la caja.
Otra cosa muy curiosa es que el americano medio puede cambiar de religión una o varias veces a lo largo de su vida, sin que nadie parezca extrañarse. Eisenhower, el Presidente que decidió en 1956 pasarse por el forro la separación Iglesia y Estado y poner, bien grande, «IN GOD WE TRUST» en todos los billetes y modificar el juramento de bandera que los niños recitan cual padrenuestro antes de empezar el cole cada mañana, fue criado por una familia Menonita (similar a los Amish) y, ya adulto, se bautizó y se hizo Presbiteriano. Otro ejemplo: Un miembro de la familia de Yankimarido no solo dejó el judaísmo familiar, sino que se hizo mormón por una novia que se echó y ahora es pastor mormón y tiene mogollón de hijos. Todo muy normal. Reciclarse o morir.
No os mentiré, yo aún tengo una ensalada mental muy gorda y no sé apenas diferencias entre los Metodistas, los Baptistas, los Presbiterianos, Protestantes de varios tipos, Testigos de Jehová, Mormones, Adventistas del Séptimo día, Cienciólogos, Luteranos, Ortodoxos, Pentecostalistas, Evangélicos… Pero sí sé algunas cosas curiosas de algunas religiones, cosas que he ido aprendiendo por el camino. Aquí os dejo cinco pildorillas:
- Los Mormones no pueden beber café. Ni té. Ni mucho menos alcohol. Según su «Libro de la Sabiduría», han de seguir unas normas por salud, y no dañar sus cuerpos con ninguna droga, incluida la cafeína. Sin embargo, con la Coca-cola muchas veces hacen la vista gorda. Que serán mormones, pero también son americanos, hombre…
- Los Pentecostalistas, algunos Evangélicos y los miembros del Movimiento de la Santidad (Holiness Movement) -solo en ámbitos muy rurales del sudeste americano- practican «la sujección de serpientes». Es decir, en pleno acto religioso, se pasan una serpiente grandecita -suelen ser serpientes de cascabel- de unos a otros ya que, al parecer, a San Pablo le picó una víbora y no le pasó nada. Así que prueban suerte y, si alguno cae, no le juzgan: simplemente sería su momento de morir. Nadie sabe muy bien cuántos muertos ha provocado esta práctica pero más o menos todos coinciden en un número alrededor de 100 desde los años 30 hasta hoy.
- Los Testigos de Jehová no celebran su cumpleaños, por considerarla una celebración pagana y porque en la Biblia siempre que hay un cumpleaños, muere alguien, así que prefieren no arriesgar.
- Los adolescentes Amish, antes de bautizarse y jurar fidelidad a su religión de por vida, pasan por la Rumspringa, un año sabático donde pueden salir a conocer el mundo no Amish y decidir qué quieren hacer. Suele ocurrir, dependiendo de cada comunidad, entre los 14 y los 21 años. La mayoría descubren que están tan perdidos en el mundo de las tecnologías que vuelven a la seguridad de sus casas sin dudarlo.
- La Cienciología se basa en la historia de Xenu, el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo desde la estrella Markab a millones de personas a la tierra en aviones, aterrizó cerca de unos volcanes y los mató con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos y esa es la razón por la que ocurran cosas malas en la Tierra. Tiene mucho que ver que L. Ron Hubbard, antes de inventarse su propia religión, fuera escritor de novelas de ciencia ficción, horror, fantasía y aventura. Murió en el 86 y la autopsia reveló mucho alcohol y muchas drogas. Sus fieles creen que vive en una lejana galaxia.
¿Os las sabíais?
¡Un beso fuerte!
Belén