Como habréis oído ya, no solo hablo yo, sino que tenemos invitada estrella -la madrileña Dolores Carreño– que nos habla en primera persona de su experiencia como expatriada no solo en Estados Unidos, sino en la burbuja de Silicon Valley.

Mi intención con este podcast es traerte la realidad de una familia expatriada en este rincón del mundo y mostrarte las diferencias y puntos en común entre su vida en Silicon Valley y la mía en Miami. A pesar de vivir las dos en el mismo país y compartir el choque cultural, en algunos aspectos es como si viviéramos en planetas diferentes.

Os dejo aquí algunos enlaces que me envió Dolores para comprender la vida en el valle. En esta página, por ejemplo, tenéis datos actualizados de cuánto cuesta la vida en Silicon Valley y lo compara con otras ciudades, como Nueva York, Los Ángeles, Londres, París o Dubai.

En este artículo podéis leer también que los ingresos anuales medios en Silicon Valley ya pasan de los 140 mil dólares anuales (cifra a la que llegaron en 2018), los cuales son considerablemente más altos que la media del estado de California (81 mil dólares anuales) y mucho más altos que la media de todo el país (68 mil dólares anuales). Los sueldos son muy altos pero también las desigualdades son enormes: el 10% de los estudiantes de Silicon Valley carecen de comida nutricionalmente adecuada. El 37% de los alumnos come en el comedor gracias ayudas públicas o caridad. El 30% de las familias en Silicon Valley pueden tirar adelante gracias a ayudas, ya sean estas públicas o privadas, que reciben. Los porcentajes son muy altos. En Silicon Valley puedes ser muy pobre y también puedes ser muy privilegiado.

El portal que nos comentaba ella en el podcast para explicarnos cómo varía la puntuación de los colegios es greatschools.org y aquí podemos comparar la puntuación de los colegios de Cupertino (con mayoría de población asiática) con los de East Palo Alto (con mayoría de población hispana):

 

 

 

Afortunadamente, la experiencia de Dolores y su familia es muy positiva: vinieron gracias a un buen trabajo firmado desde España y con muchas facilidades en la mudanza por parte de la empresa de su marido. Ella estaba preparadísima profesionalmente y se supo adaptar y encontrar trabajo también, no sin frustrarse al principio… pero con final feliz. Y son conscientes de que, además de cumplir su sueño de ingenieros en la meca de la innovación, están regalando a sus hijos una vida en la que el bilingüismo y, sobre todo, la multiculturalidad, son parte de su día a día.

¿Es Silicon Valley un paraíso? No. Pero está claro que, si puedes pagarlo, mola.