Queridos Reyes Magos…
Queridos Reyes Magos,
Este año, he sido buenísima. Y vosotros, que sois magos, tenéis que saberlo ya.
No ha sido un año fácil. Para empezar, se ha muerto Prince. Sí, ya sé que también se ha muerto David Bowie, pero lo de Prince me jode más. Perdón, que he dicho un taco. Mejor vuelvo a empezar.
Queridos Reyes Magos,
Este año ha sido un año de mierda pero…. ay, otra vez. Perdón. Repito.
Queridos Reyes Magos,
Este año ha sido un año dificilillo, aunque no me quejaré, porque Prince y David Bowie lo han tenido peor que yo. Me he portado increíblemente bien, aunque he aprendido que, a veces, si eres buena, llegas a ser tonta, y tampoco hay que pasarse. Por eso, a veces digo tacos, porque si no los dijera ya sería demasiado buena y no sabríais si traerme regalos o canonizarme. La Madre Teresa, por cierto, sí que ha tenido un buen año, ahora que lo pienso.
Yo, este año, os voy a pedir sólo tres cosas. Y no, no es paz en el mundo, fin de la hambruna y mucha salud. Ya sé que eso lo pedimos todos y luego nunca llega, como cuando era pequeña, que no hacía más que pedir el coche eléctrico que tenía mi vecino y, no sé muy bien por qué, el pedido, en vez de llegar a mi casa, siempre llegaba a la de él, que se juntó con dos o tres.
No, yo este año quiero ser original. Así que me he inspirado en los anuncios sugeridos de Facebook para hacer esta carta. Porque Facebook me conoce muy profundamente y sabe exactamente qué quiero. Igual que sabe la ilusión que me hace recordar cosas de otros años, como cuando suspendí un examen o se murió mi abuelo.
Hace cosa de un mes, Facebook me dio la primera idea. Esta camiseta:
Queridos Reyes, como veréis, es el regalo ideal. Emotiva, con hasta tres corazones ilustrados, negra (que adelgaza), de manga corta (ideal para este clima). Pero sobre todo me gusta porque España es proporcionalmente más grande que Estados Unidos, y eso es muy bonito. Se han olvidado de las Canarias pero, qué demonios, tampoco han puesto Hawaii, ni Alaska. Lo único que le falta a esta camiseta para ser absolutamente perfecta es que, apretando el corazón de España, apareciera en mi cocina una paella de mi madre recién hecha. Creo que el departamento de I+D está puliendo estos detalles y, espero, que para el 5 de enero, esté totalmente conseguido.
En segundo lugar, quisiera pediros unos calcetines. Fácil, ¿verdad? Es un básico y Facebook se nota que ha pensado en mi, sobre todo teniendo en cuenta que, en Miami, uno se pone zapato cerrado unas 4 veces al año. Sin exagerar. Me gustan estos calcetines porque tienen superpoderes: te hacen gilipollas… (con perdón):
Porque estos calcetines están pensados para que, cuando yo esté en el sofá, tan ricamente, con los pies en alto, rascándome la barriga, haya alguien que, sin tener más remedio que leer el mensaje sutilmente colocado en la planta de mis pies, vaya y me traiga algo de beber. Me apuesto lo que queráis a que sólo hay tallas grandes… pero yo los quiero, así que ya veréis cómo os apañáis para recortarlos: calzo un 38. Suerte.
Y, por último, os voy a pedir una tienda de campaña. Sí, habéis leído bien. Ya sé que soy menos de campo que los semáforos, pero esto es el regalazo del año. Porque es una tienda de campaña para la cama. ¿Cómo os quedáis? Como David Bowie. Lo sé.
Según este anuncio, con la tienda de campaña en la cama, uno puede dormir como un bendito porque no te entra nada de luz. Ni de aire, supongo, pero morirse durmiendo es lo que, en el fondo, queremos todos. Uno se blinda ahí y puede hibernar hasta Abril. La única pega que le veo es que, si te cierras bien las cremalleras, puede que no las encuentres en el momento en el que quieras levantarte a hacer un pis. Qué angustia, palpando arriba y abajo, hasta que eso se abra… Pero es el precio que hay que pagar para dormir totalmente a oscuras.
¿Que podía poner persianas o, al menos, unas cortinas en la ventana en vez de rodear la cama con un plástico? Pues sí, pero como eso ha de ser instalación local, voy a intentar explicárselo a Santa Claus, a ver si entiende el concepto. El hombre está mayor y sólo bebe Coca-cola. Vosotros, por si acaso, meted una de estas en las alforjas.
Como veréis, este año pido poco y cosas completamente imprescindibles. Lo hago porque sé que os lo estoy poniendo difícil. Este año tenéis que cruzar el Atlántico con los camellos y no quiero que vayáis innecesariamente cargados, ya que en la Aduana te cobran sobrepeso en cuanto te descuidas un poco con los polvorones. Por cierto, este año nada de turrones y Pedro Ximénez: siento deciros que vivo en un 14 y lo único que os puedo ofrecer es mantequilla de cacahuete con mermelada. Es lo que hay.
Cuando volváis a Europa, ya si eso os revisáis la diabetes.
Sin más que añadir, os mando muchos besos para todo Oriente. Y recuerdos a los camellos. Aquí de ésos también hay, pero nosotros los llamamos «narcos».
Siempre vuestra (en la distancia),
Belén